(Valencia,
29 de julio. Resteado en la Noticia).-El humorista venezolano, Laureano Márquez, publicó este
viernes una carta al exmandatario español José Luis Rodríguez Zapatero, por el
proceso de mediación que emprende el europeo en Caracas.
Márquez celebró la iniciativa de diálogo entre gobierno y
oposición. Sin embargo, recordó al expresidente español que la crisis que vive
Venezuela se agudiza con el pasar de los días y es necesario tomar en cuenta la
realidad ciudadana.
Sr. Expresidente del Reino de España:
En primer lugar, es de agradeceros, como ciudadano de
Venezuela vuestro interés por nuestra paz, vuestro esfuerzo por lograr una
salida consensuada para que Venezuela retome el camino de la democracia que
democráticamente decidió abandonar. Explicar lo que en Venezuela sucede para
quien no vive aquí, resulta sumamente difícil. La gente en España preguntaba:
“¿pero por qué le seguís votando? Resulta difícil responder.Algunas veces los
pueblos deciden tomar el camino que menos les conviene, algunas veces los
pueblos deciden votar su propia destrucción. Ahí tiene usted a los británicos
con el “brexit”.
Venezuela es un caso complejo, Sr. expresidente, para
comenzar, nuestra independencia de la madre patria fue distinta a la del resto
del continente: entre el terremoto de 1812 y Boves, que fue otro terremoto aún
más sangriento, casi desaparecemos. La independencia nos deja a los militares
como protagonistas de nuestro destino y tutores de nuestra libertad hasta el sol
de hoy, salvo memorables espacios de civilidad como el que comienza con el
Pacto de Puntofijo. Como verá usted, más que una tierra de consenso y diálogo,
esta es una tierra de órdenes e imposiciones, de arbitrariedad y abuso.
Como señaló el propio Libertador en alguna oportunidad:
“Venezuela es un cuartel”, y vaya si lo es en este momento, don José Luis, mire
usted que los hombres de armas se han dejado de cuentos y han preferido tomar
el timón directa y abiertamente.
Los militares por su propia formación no aceptan la
discusión de las órdenes, lo que tiene su lógica en el terreno de la guerra,
pero no en el gobierno de una república democrática. Bástele ver que propicia
usted un diálogo entre dos sectores, uno de los cuales tiene como eslogan: “ni
diálogo, ni referéndum”.
Nuestro rechazo a la institucionalidad es algo que -con el
mayor respeto os comento- heredamos de los conquistadores. La verdad no eran
muy dados al cumplimiento de las leyes. Eso se nos quedó en el ADN. Aquí, en el
siglo pasado, hubo un presidente que prestó juramento diciendo: “juro sobre
esta moribunda constitución…” Es decir, inició su mandato desconociendo el
orden jurídico con el cual llegó al poder. Le digo esto, para que no vaya a
hacerse usted ilusiones de que porque algo esté garantizado en las leyes
significa que se va a cumplir. Venezuela vive una situación de fuerza y quien
tiene la fuerza impone. Ya recordará aquella frase del gran Unamuno:
“venceréis, pero no convenceréis”.
Esta gente nos venció, venció al alma venezolana, entre
otras cosas porque conociendo sus debilidades, compró a muchos, corrompió a
otros tantos, ofreció riqueza fácil a los ambiciosos y asustó a quienes nos le
enfrentamos. Por supuesto que las victorias de la sinrazón, como diría Unamuno,
no prevalecen, aunque duren 40 años, como el caudillo y den una fugaz sensación
de eternidad. Aquí seguimos en la lucha por volver a la democracia y vamos a
volver a ella.
Lo malo de elegir democráticamente la no democracia es que
cuando uno quiere cambiar de opinión no puede. El régimen venezolano que llegó
al poder por la preferencia popular, bloquea ahora todo proceso democrático que
pueda sacarlo del poder. Las elecciones para él son como la cruz para un
vampiro. Por mucho que predique afecto popular, tiene sus encuestas, sabe que
mayoritariamente la población está en su contra. Nuestro sistema institucional
esta destituido. Nuestro tribunal supremo, organismos electorales, fiscalía,
defensoría del pueblo, son funcionarios del partido de gobierno. Lo único que
nos queda son los organismos internacionales y ya ve usted cómo se altera el
régimen cuando a ellos se acude.
En fin, don José Luis, para hacerle el cuento corto, como
dicen los cubanos, estamos atrapados: la población, a pesar de que el gobierno
dice que está gorda y rozagante, pasa hambre, señor. No me lo han contado, yo
lo veo a diario en las calles que transito. Usted se preguntará: “¿por qué no
salís a la calle masivamente a protestar, todos a una como Fuente ovejuna?” No
lo hacemos, expresidente, porque sabemos que enfrentamos una forma de
dominación a la que poco le importa masacrar a un pueblo. ¿Estamos en
desventaja?: sí. Pero nos acompaña la razón de la que hablaba Unamuno, la que
dan las leyes y el sentido común y como dijo el gran maestro de Salamanca solo
la razón vence.
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