(Valencia, 17 de Diciembre. Resteado en la Noticia)-Ya nos adentramos en la época de la navidad y en Venezuela siempre es acostumbrado la gente que ríe, grita y festeja pero es importante resaltar el hecho que este año quizás sea por la crisis política e ideológica por la que esta pasando el país o por la inestabilidad económica que persiste en los bolsillos de cada persona; pero sea cual sea el caso es extraño que a pocos días de la noche buena (24 de diciembre), son pocas las casas donde se respira aires navideños, donde se puede ver los arbolitos de navidad decorados y alumbrando para recordarle a las personas lo bello de la ilusión de las y los niños los nacimientos que reflejan la humildad del nacimiento del niño Jesús.
Este año son mas las casas que encuentras sin pintar o retocar, las calles que están llenas de basura y no se les ve el espíritu navideño por ningún lado a las comunidades y hogares Venezolanos.
A hora solo nos queda preguntar ¿que podemos hacer en esta navidad?, pues se puede uno asomar a la ventana y mirar el mundo. Con calma. Sin tiempo. Saboreando el aquí y el ahora. Contemplando el arbolito navideño, que siempre miras sin ver. Ahora puedes observar las ramas de los arboles que se van secando desde el interior y comodidad de tu hogar ,el humo tóxico de los autobuses, los corrosivos orines de los perros, la escasez de agua, la calcinación de los veranos y la escarcha de la luz de la luna decembrina. No es de extrañar que este 2016 no se vean esos hermosos arbolitos navideños que nos acostumbramos a realizar y observar por todos los hogares venezolanos mientras las rizas inundaban a los dueños de casa y que este año se ve tan apagada. Pero, aún así, está viva. Como tú, a pesar del agobio de estos tiempos.
Se puede uno ahorrar los sarcasmos en la comida familiar. No hace falta que le demuestres nada a sus familiares. La comida de Navidad no es el teatro en el que debes representarte. Cada vez que tengas la tentación de responder con una ironía emponzoñada a ese familiar que te cae tan mal, cómete una galleta, una uva o un poco del dulce sabroso de lechosa que prepara la abuela. Recuerda los años anteriores: armar la disyuntiva no sólo no te liberó de la agresividad, no sólo no te hizo sentir bien, sino que te amargó la tarde y te arrepentiste de haber estallado de ira, en especial por la época navideña que debería de ser de amor y paz. Mejor enmudecer con comida que hablar con insultos.
Se puede olvidar por unas horas esas preocupaciones obsesivas, esas heridas del alma y dolores del corazón. No le des tanta importancia a tus problemas cotidianos, por que nadie más lo hace.
Se puede intentar no recordar que odias estas fiestas e intentar armarte de valor y sonreír cada vez con mas ganas. E, incluso, puedes dejar salir por un instante al niño que llevas secuestrado dentro de ti. Quizá te revuelvas contra la Navidad porque los villancicos te pellizcan en algún recóndito lugar de la memoria demostrando que si se puede ser feliz en esta época con mucho o poco que comer o que decorar. Pero hoy no es ayer. Concéntrate en lo pequeño. En la comida rica. En celebrar el milagro de que haya gente que te quiera. No seas ese familiar o vecino amargado. Relájate y disfruta.
Ya que estas fiestas son para gozar cada vez con mas ganas, solo di: Feliz Navidad!!!
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