(Valencia, 18 de julio. Resteado en la Noticia).-El vocero
nacional del partido político Redes Juan Barreto, reveló en su columna siete puntos claves donde explica el momento que
vive actualmente en el país y en Latinoamérica, en el cual invita a sus
seguidores a estudiar y debatir el
origen y transformación de los procesos políticos.
Así expone en sus líneas:
Camaradas, ser radical es estudiar los problemas tomándolos
de raíz. Cambiemos de registro, mi humilde invitación es a que demos un debate
franco y abierto, sin prejuicios y descalificaciones, sobre la naturaleza de
los tiempos que corren y las tareas pendientes desde el campo revolucionario…
aquí pues les adelanto unas cuantas líneas de lo que venimos pensando con el propósito
de construir juntos. Decía el camarada "el que tenga ojos que vea" un
fraternal abrazo.
LA NATURALEZA SOCIAL DE LA IRRUPCIÓN MOVIMENTARIA
Nosotros creemos que, en alguna medida, la naturaleza de los
procesos que se libran y que se llevan a cabo hoy en América Latina, así como
los movimientos que lo encarnan e impulsan, obedecen a una lógica interior que
tiene una naturaleza propia y que no puede ser inmediatamente leída o entendida
con aquellos grandes trazos, aquellas líneas de fuerza, aquellas líneas
gruesas, que se correspondían con los modelos de pensamiento o teorías
tradicionales.
El surgimiento de procesos y movimientos también supone, de
suyo, un nuevo pensamiento desde América Latina, que acompaña al nuevo conjunto
de eventos que sólo puede ser interpretado desde la fundamentación de su propia
fenomenología. Desde allí nos colocamos y humildemente invitamos al debate.
Creemos que una interpretación que no dé cuenta de nuestros procesos (desde su
interior), permitiría y se prestaría para algunas incomprensiones.
Para instalarnos en dicha ocurrencia, debemos librar un
enfrentamiento radical contra la fuerza de la costumbre, contra la
mentalización planetaria que cimentó raíz como matriz epistemológica de todo un
pensamiento que supone la organización binaria y predecible de los
acontecimientos.
No podemos seguir viendo a Latinoamérica (ni a ninguna
cultura de este mundo) como el resultado sintético de un todo racional. Más
allá del positivismo, día a día surgen nuevas experiencias que reclaman otras
formas de aproximación, allí donde saber, poder, lenguaje y subjetividad
constituyen y despliegan un modo inabarcable e inexpresable de relaciones de
dominio, pero también de resistencia y creación.
Uno de los debates que siempre se ha dado, particularmente al
interior de las izquierdas, es el que tiene que ver con la naturaleza de los
sujetos que hacen posible las transformaciones. En el caso de América Latina,
cientos de miles de militantes revolucionarios y de izquierda tomaron caminos
discretos y modestos, y paulatinamente sembraron pequeñas experiencias de base.
Luego de la derrota política y militar de la izquierda en América Latina
durante tres décadas (60, 70 y 80) y el derrumbe del bloque soviético, se
produce una crisis en los partidos y organizaciones progresistas tradicionales
que nos llevó a un gran debate y trajo como consecuencia una diáspora de
fuerzas populares que poco a poco, desde su reflexión interior, fueron
consiguiendo y creando nuevos caminos.
Es en este punto o perspectiva en el que nos colocamos. Para
nosotros el sujeto social y el escenario del sujeto social son lo mismo; no hay
sujeto social sin condiciones subjetivas para dicha singularidad; el sujeto de
la transformación es en sí mismo el proceso de transformación. El sujeto social
es de suyo condición objetiva. De modo pues, que para avanzar en la
construcción del bloque social histórico que se erija como sujeto de la
transformación, hace falta una nueva subjetividad política; lo que Gramsci
llamara un movimiento intelectual y moral, ingrediente principal de toda
hegemonía. El lugar de La Gran Política y de La Pequeña Política, es decir, el
lugar de la táctica y la estrategia.
Pues desde allí parte la construcción de un espacio-tiempo de
subjetividades que hacen posible la naturaleza de los cambios, las
transformaciones, que poco a poco se hacen visibles. Así, la trayectoria de esa
singularidad, que es el sujeto, consigue concreción, y así es como toda
corriente política tiende a afirmarse como voluntad de saber-poder, lo que
produce un éxodo de ideas e individuos portadores de las mismas, tendentes a la
territorialización de ideas y prácticas. Esto quiere decir que las ideas viajan
y se impregnan en nuevos espacios, desde donde los pobladores asientan, no sólo
un lugar para la sobrevivencia, sino, como ya dijimos, un lugar de resistencia
y creación político-cultural de su mundo de vida.
EL ESTADO RENTISTA Y LA COMUNA
¿Con qué lentes leer en la actual coyuntura la consigna
Comuna o nada? Antonio Gramsci decía que el partido debe prefigurar la sociedad
que queremos, pero que perversamente los partidos copian la lógica de la
sociedad que tenemos. De modo que, en buena medida la crisis estructural que
atravesamos producto del desmoronamiento del modelo de Estado Burgués
puntofijista construye el partido que tenemos cuyo andamiaje no es otro que el
rentismo, es decir, la existencia de un Estado diseñado por las élites para
captar renta y distribuirla a favor de los sectores dominantes.
Esto significa que la crisis del Estado rentista se expresa políticamente
dentro del escenario de disputa por el control de esa renta, afectando a las
organizaciones construidas para tal fin. Es decir, las organizaciones y
partidos políticos diseñados dentro de la lógica del rentismo para capturar el
Estado y dirigirlo, terminan capturadas y dirigidas por esa forma Estado
(Estado Burgués). Esta inversión vacía de significado impugna cualquier
iniciativa.
La crisis del modo rentista y su forma de expresión política
"los partidos del rentismo" afecta el modelo de disputa política que
produce los consensos legitimadores y su condensación política, las
instituciones.
Para decirlo de manera concreta, la crisis estructural del
modelo rentista es también la crisis de los partidos del rentismo y del
escenario de confrontación política que tiene como lógica el enfrentamiento
bipartidista, en donde dos bloques hegemónicos se disputan el consenso social.
¿Cómo reconocemos un Partido Rentista?:
Por su estructura vertical, autoritaria y su relación
clientelar con las bases. ¿Cuál es la agenda de un partido rentista?: Capturar
espacios políticos del poder para hacerse de una fracción de la renta y
distribuirla en cascada de arriba hacia debajo de manera desigual y asimétrica,
convirtiendo a la militancia en una suerte de tropa mercenaria.
Suerte de cliente o público cautivo que intercambia su
pertenencia y activación política por prebendas. De manera que el Partido como
concepto se convierte en prótesis auxiliar y complementaria del Estado
rentista. No nos referimos a un partido en concreto, hablamos de la forma
partido en general.
Con la crisis estructural del modelo rentista, entran en
crisis también las instituciones del rentismo, el modelo de legitimación y
consenso por representación y las organizaciones y partidos que hacen juego
polarizado al interior del modelo de legitimación por representación. Podemos
decir entonces que la crisis estructural del rentismo es también la crisis del
modelo de representación política, del modelo de hacer política por
confrontación polarizada y de la forma de construir las relaciones políticas a
partir del reparto y distribución de la renta.
CENTRALIDAD Y HEGEMONÍA
Los clásicos del marxismo siempre nos advirtieron: "la
primera tarea de la revolución es la destrucción del estado burgués". Marx
hablaba de pulverización.
El proceso bolivariano tiene una falla de origen
caracterizada y denunciada recurrentemente por Chávez, el cual tenía plena
conciencia de ello. Y es llegar al gobierno y a la administración del Estado
por la vía electoral, aceptando las reglas de juego que impone el mundo
burgués. Eso supone que debemos lidiar con ese Estado y sus lógicas por un
tiempo, pasar de la fase de guerra de movimientos a la fase de guerra de
posiciones, es decir, sustituir las luchas por la administración, y hacerlo sin
experiencia previa, entrar al interior de un aparato diseñado por el capital
para la explotación del trabajo, la coerción política y la dominación
ideológica.
Un lugar negado y de espaldas a los sectores subordinados al
capital. Eso significa lidiar con la fibra profunda de sus lógicas, lo que hace
que de algún modo ese aparato se resista a las transformaciones y
paulatinamente subsuma (subsumir es integrarse a la naturaleza de otro, como
cuando derramas un vaso de vino en una piscina), para que la máquina funcione
debes sujetarse a sus rituales, asimilar a los funcionarios anteriores y
renunciar a alterar en profundidad.
Así, los revolucionarios que hasta ayer gritaban y agitaban
banderas en las calles, se van domesticando, cambian hasta su manera de
relacionarse con los demás e involuntariamente optan por adaptarse al sistema.
Lo que Deleuze llamara "entrar en máquina". Así, las destrezas del
andamiaje burocrático diseñado para unos fines distintos a la emancipación del
trabajo convierten a las buenas intenciones en piezas y herramientas de un
sistema.
Chávez lo entendió y llamó a constituyente como un primer aluvión
y avanzó en la dirección de superar ese Estado Burgués, luego llevó a cabo las
primeras leyes habilitantes de empoderamiento popular y pasó a la fase de
bypassear al viejo estado creando las Misiones.
Entonces, derrotado el golpe, el paro petrolero, el
referéndum y tras la aplastante victoria de 2006, pensó que habíamos acumulado
la fuerza necesaria para el gran asalto al poder.
Distintos factores conspiraron y no fue posible avanzar de un
tirón. Este revés ralentizó el impulso de las transformaciones y abrió una
brecha para que la reacción se recuperara.
Entonces Chávez suspendió los 5 motores constituyentes y tomó
ingeniosamente el camino de las leyes del poder popular, mientras que algunos
sectores jugaban a normalizar al Estado hablando de gobernabilidad, gobernanza,
eficiencia gerencial, gestión, e institucionalización del proceso en detrimento
del relato, "poder popular-poder constituyente".
De esta forma se fueron estableciendo e instalando
mentalizaciones y contrabandos ideológicos que actuaron como cortafuegos contra
Chávez, el pueblo y su proyecto.
La reforma constitucional y la transformación a fondo del
aparato jurídico político y el sacudimiento de todo el aparato legal, la
reforma educativa "moral y luces" y la nueva geometría del poder,
quedaron en suspenso y Chávez sólo pudo avanzar un poco en la explosión del
poder popular y en el nuevo equilibrio internacional.
Desde este marco de cosas, el reformismo se atrincheró en la
fractura diciendo que había que bajarle la aceleración a las transformaciones y
que estas debían ser mucho más graduales, cayendo en el viejo debate de los
procesos de transición en los que se enfrentaron las tesis de CONSOLIDAR PARA
AVANZAR (tesis conservadora que ralentiza el proceso) vs AVANZAR PARA
CONSOLIDAR (tesis que hasta ahora no ha contado con demasiada suerte)
La primera tesis fue articulando una conspiración rizomática,
sin líder ni centralidad, sin una línea de mando. Creó un estado de cosas que
por vía de hecho se hizo poco a poco dominante y desaceleró el auge y ascenso
de masas que hacía ruido y "no deja trabajar" a la burocracia.
Los cuadros más radicales y consustanciados con el pueblo
fueron señalados y reducidos de mil formas en un proceso de depuración y
sustituidos por lo que Gramsci llamaba el ejército de funcionarios, que no son
exactamente militantes sino más bien una suerte de cadenas de asistentes que
tienen lealtad y afiliación sólo con la línea de mando clientelar de la que
forman parte, de manera que su participación no es exactamente orgánica e
ideológica.
En realidad se trata de un conglomerado heterogéneo que
apenas maneja de manera rudimentaria un puñado de consignas y su participación
es obediencial y efímera, agitativa y electoral.
Todo esto hizo que el propio Chávez fuese poco a poco
aislado, sus políticas saboteadas, su capacidad física fue mermando y agotando
hasta enfermarlo y producir el fin de una era política.
Es decir, la fuerza de la costumbre, la fuerza de gravedad de
la ideología burguesa operando desde la microfísica de la vida cotidiana, la
falta de una política cultural y moral, el intentar usar las armas melladas del
capitalismo, entronizaron la lógica burocrática jerarquizada, los privilegios
propios del Estado Burgués, sumada a la poca formación, la incapacidad y falta
de compromiso de algunos pocos, la corrupción de otros tantos, la competencia
desleal, todo, y todo un sin fin de desviaciones, hicieron posible que lo que
tenía que morir se niegue a morir (y esté vivito y coleando) y lo que tiene que
nacer no termine de nacer (y pueda estar a punto de morir si no actuamos
rápido). Estos factores se sumaron y fueron cercando a Chávez.
La subsunción real del capital había hecho su trabajo en el
Estado y el partido, que para esta fecha ya se había fundido inconvenientemente
con el Estado. Evitando que el partido, actuando autónomamente separado del
Estado, interviniera como válvula reguladora y de control.
Entonces, la lógica totalizante y colonizadora del Estado se
empotra y fusiona a la lógica jerárquica y sectaria del partidismo y a esto se
suma el sentido clientelar. Esta mezcla perversa, este coctel que nada tiene
que ver con revolución o socialismo, va a supurar una excrecencia ideológica
que subsume al movimiento en vez de acompañarlo y promoverlo.
Si a esto le sumamos el constante clima electoral que
exacerba el individualismo, la competencia, las aspiraciones grupales en medio
de la confrontación mediática permanente que todo lo banaliza, tendremos la
tormenta perfecta para evitar los cambios.
Recordemos que en su búsqueda y desesperación por hacer
avanzar al proceso, Chávez intenta acelerar los tiempos para llevar a cabo los
cambios revolucionarios y crea un partido, pero esto contrariamente, contiene y
acorrala al espíritu movimientario que hasta ahora había sido el alma del
proceso y se instala con fuerza la lógica sectaria y burocrática del
partidismo.
Chávez se da cuenta muy pronto y llama a crear una nueva
hegemonía, convoca a un polo de fuerzas sociales y patrióticas y habla de la
necesidad urgente de corregir el rumbo con un golpe de timón, pero la suerte
estaba echada y Chávez se nos va, dejando una gran orfandad que, en medio del
cuadro descrito, deviene en crisis de representación y crisis de liderazgo.
Hoy, en ausencia de Chávez y su liderazgo unificador, la
guerra y el cerco económico, la caída de los precios del petróleo, la lentitud
y vacilación en el empoderamiento popular, la falta de autocrítica, los errores
cometidos, los zigzagueos e incoherencias y la corrupción de algunos, el
saboteo y la presión permanente de la burguesía y sus agentes, las concesiones
dadas al enemigo, hacen perder terreno y configuran un cuadro que pone en
peligro el mantener lo avanzado por Chávez.
Además actúa estimulando las ideas y corrientes reformistas
instaladas en el Estado-Partido, que presionado se propone dar nuevas
concesiones y espacio a la burguesía, mientras posterga la posibilidad de
profundización y ruptura con el relato rentista.
El Estado es como la Hidra de Lerna, cada vez que cortas una
cabeza de ella, en su lugar se multiplican varias y nuevas cabezas. La única
manera de matarla es con una flecha en el corazón. Entonces, algunos han creído
que mientras no puedan matarlo convivirán con el monstruo. Mientras, el
monstruo crece y cada vez su asesinato es más y más difícil, por lo que el
proyecto original se posterga al infinito.
EL TIEMPO CORTO ACELERADO
Con la muerte dolorosa e inoportuna de Chávez se cierra un
ciclo histórico de 20 años, que comienza el 27 de febrero de 1989, y que hemos
denominado nacionalista democrático popular constituyente. De esta forma
llegamos al presente.
Se abre un nuevo ciclo histórico presidido por la
incertidumbre y marcado por un nuevo tiempo corto acelerado que presenta estos
datos de realidad:
1.- El movimiento de los actores en torno al llamado a
referéndum por parte de la oposición.
2.- La afirmación de que el referéndum no va por parte de
algunos líderes.
3.- La presencia activa de los mediadores, ex presidentes
socialdemócratas y el llamado a diálogo.
4.- La preeminencia del sector militar luego del nombramiento
del general Padrino López como coordinador de la nueva Híper Misión La Gran
Misión Abastecimiento Soberano y Seguro.
5.- El recrudecimiento de la crisis, el creciente descontento
popular y el incremento de la protesta social ante las distintas medidas que el
gobierno viene tomando paulatinamente.
El cruce y desencadenamiento de las distintas tensiones que
generan estos datos y las líneas de fuerza que cada uno de estos dispositivos
desplegarán, están por verse y marcará significativamente las agendas y los
escenarios. Estos asuntos son considerados en un documento aparte.
CENTRO POLÍTICO Y CENTRALIDAD HEGEMÓNICA
Max Weber nos habla de centralidad y descentramiento,
entendiendo por centralidad no un centro político dentro del modelo clásico
francés izquierda-derecha-centro, sino más bien la totalización general del
sentido alrededor de un relato que se hace dominante, por ejemplo en occidente
se ha hecho central, es decir, dominante, el relato que asegura que democracia
es igual a representación liberal burguesa.
Esta idea y sus matices crearon el espacio político de la
democracia burguesa occidental dentro del cual se mueven los partidos que
materializan y articulan este relato y su legitimidad.
Mientras que la esclavitud o la monarquía, por ejemplo,
fueron descentrando como discurso dominante y perdieron centralidad. De modo
pues que, cuando hablamos del agotamiento del modelo rentista y su pérdida de
centralidad no estamos hablando del centro político en su relación con las
izquierdas y las derechas, sino de lo que Gramsci denominaba crisis de
hegemonía, crisis que se expresa en todas las manifestaciones del modelo
rentista, y especialmente en sus partidos y en las formas de relación de esos
partidos y la sociedad.
Dado que los partidos son de alguna manera bisagra entre el
Estado y la base social, así pues se crea una división entre el que reparte y
el que recibe, el que reparte deviene en una élite que ejerce un poder y el que
recibe debe ser entonces un acólito incondicional.
Con la crisis del modelo rentista entran en crisis sus lógicas,
sus relatos y sus centralidades, por ejemplo, una de ellas, el discurso central
y totalizador que polariza la política en una confrontación gobierno-oposición
en donde ambos hacen bucle y se complementan, pues entre ambos se decide el
reparto de la renta y las formas de representación política, una suerte de dos
caras de una misma moneda, en la que por supuesto hay una cara más perversa que
otra. Esa discursividad borra cualquier voz que pretenda colarse desde un
relato diferente, rechaza cualquier intento de construir nuevas mitologías
legitimadoras, de manera que, cualquier voz disidente es asumida por el poder
de la centralidad y reducida a periférica y marginal, quedando fuera de los
circuitos mediáticos y de representación.
El que no se sienta representado dentro de la representación
será objeto de acorralamiento material y simbólico. Imaginemos las dificultades
de los antiesclavistas o pro-abolición en un mundo marcado por los que
discutían si los esclavos deberían ser o no maltratados.
Tuvo que alzarse una nueva polaridad y hacerse central para
producir la ruptura y que la esclavitud fuera abolida y la humanidad aceptara
que el esclavismo es un horror.
Por eso develar la parte "maldita" (Balandier), lo
que encubren los discursos centrales, los relatos comunes que contienen, y a su
vez, lo que Ernesto Laclau llamaría "La Falta", es decir lo sumergido
que pugna por salir a la luz, es la tarea de la crítica, entonces el problema
político en medio de la crisis se plantea de este modo:
¿Es posible un nuevo relato? ¿Cuáles son las apuestas
políticas de ese nuevo relato? ¿Cómo contestar simultáneamente a las dos
polaridades del mismo relato central? El que secuestra al chavismo y a la
izquierda y el neoliberal vinculado al intervencionismo imperial, el asunto es
¿cómo construir una nueva identidad colectiva fundada en un nuevo relato,
nítidamente de izquierda en medio de una alta polarización?
Es decir, ¿podemos intentar otra polaridad que desplace la
centralidad dominante y que ponga la cosa en estos términos, rentismo y no
rentismo?
¿Es posible en este contexto asumir las consignas de los
viejos modelos de izquierda? O la ruptura con el rentismo implica una reinvención
y refundación de la izquierda.
Para responder esta pregunta debemos ubicarnos mas allá de
las poses radicales y de las puestas en escena que reclaman y exigen el
no-pensamiento en nombre de los peligros a la continuidad y como venimos
diciendo, con la dolorosa, lamentable y dura realidad de la muerte de nuestro
hermano y camarada el Presidente Chávez, finalizó un ciclo histórico de 20
años, el ciclo denominado democrático nacionalista constituyente y popular, al
cerrarse este arco de tiempo se abre otro, que todavía no tiene nombre propio,
pero que hasta ahora se ha caracterizado por varios ciclos cortos:
1.- La campaña electoral del presidente Nicolás Maduro
2.- La lucha por su legitimidad
3.- El enfrentamiento a las guarimbas burguesas y el comienzo
de la guerra económica
4.- La campaña y las elecciones del 6d que exigió de todos
nosotros el sacrificio unitario a costa de nuestra identidad
5.- La derrota del 6d y el estrechamiento del
estrangulamiento económico
6.- La llegada de Shannon a Venezuela. Sobre este último
punto queremos detenernos ya que de los anteriores hemos hablado ya en otros
documentos. La llegada y recibimiento público de Shannon a Venezuela, dada la
relevancia y peso político de este personaje (es la primera vez al menos
durante los 18 años del chavismo que un funcionario norteamericano de tan alto
rango pisa Miraflores) para nosotros Shannon en Miraflores es Obama en
Miraflores.
Por eso creemos que entramos en un nuevo ciclo corto de
tiempo acelerado, en el que aunque aparentemente para muchos no pasa nada,
estamos como en una escalera eléctrica que se mueve bajo nuestros pies sin que
caminemos.
Para comodidad y de manera provisional llamaremos a este
tiempo político "el Ciclo del Diálogo". En donde los actores se remecen,
se debilitan las centralidades hegemónicas y el relato que las soporta, creando
nuevas ventanas tácticas y un momento excelente para hacer política. Se cierra
definitivamente el ciclo largo y las polaridades se debilitan, creando
resquicios aquí y allá en donde las singularidades anómalas comienzan a
expresarse.
Michael Foucault recomendaba instalarse en la grieta de la
fractura, pues por pequeña que sea es allí donde nace lo fecundo. Esos
resquicios que se abren a borbotones aquí y allá sin prelación ni jerarquía
desafían al orden establecido por el relato dominante de la centralidad
polarizada y deben ser utilizados para romper la polarización a favor del
surgimiento de otro polo por constituirse, pero que ya existe en ciernes, que
es el que denominamos "Chavismo realengo y callejero popular crítico"
que no es otro que las singularidades proliferantes.
Este chavismo popular crítico es portador de otra lengua no
polarizada en la centralidad, es el mensajero de otro relato que re-significa
los mitos unificadores que hicieron posible el ascenso popular de Chávez al
poder, este chavismo popular crítico debe constituirse en una nueva
centralidad, insisto, no se trata de un centro político, en los términos de
derecha-izquierda-centro, se trata de una anomalía salvaje que se abre paso
disputándole al discurso rentista el poder.
Hasta ahora, esta nueva lengua es lengua extranjera para el
poder, le es extraña e ininteligible por lo que se siente amenazado ante la
otredad, es decir, en la medida en que se definen los campos hegemónicos, van
surgiendo distancias semióticas y barreras de inteligibilidad, lo que hace muy
difícil la traducción y comunicación entre los bloques independientemente del
poder comunicacional mediático, que posea alguno de estos bloques.
Esta alternativa, es aquello que persiste tercamente en una
identidad. Es posición del sujeto y subjetividad que sólo se reconoce en su
propio poder e interpela desde su auto-construcción. Es devenir autónomo que se
realiza en su auto-producción que se hace poder, territorializando una
subjetividad política que desde su parcialidad se asegura rasgos de totalidad
por su capacidad de interconexión con lo que es permanente, asegurando así la
fisicalidad de su devenir histórico.
La semiosis social que se produce al interior de las
tensiones en la constitución de cada bloque, hace que los mensajes de la
centralidad cada vez sean menos permeables al bloque periférico emergente,
haciendo que sus discursos sean flechas lanzadas al viento en una tormenta.
La incomprensión de esto hace de la mediática de la
centralidad, una pesada maquinaria que, en el mejor de los casos, puede
contener y retrasar el avance y consolidación de la centralidad marginal
emergente, pues los mensajes son paquetes de de sentido ( Verón) que son
reinterpretados por el campo de experiencia y la historia constitutiva de cada
sujeto del bloque histórico, de manera que no hay una relación lineal y
mecánica E-R como plantean los positivistas y el campo de la
información-comunicación es también un campo minado por la lucha de clase.
Para entender mejor esta reflexión recordemos que mientras la
burguesía más atacaba a Chávez, este crecía en los sectores populares.
Pero si el bloque emergente alternativo no logra que surja
una nueva centralidad, o de ser aplastado por los polos de la centralidad
hegemónica, el proyecto revolucionario naufragará devorado por la crisis
estructural del modelo rentista, de manera que entender los bordes o el margen
como un rebaño de ovejas descarriadas o como flanco débil del chavismo, nos
lleva al modelo del pastor vanguardia y al ciudadano cliente que es rebaño.
El tema es ¿cómo cambiar de registro? ¿Cómo producir una
máquina de captura que contenga otros dispositivos discursivos que inspire
pasión política y recupere al chavismo desde otro relato?
Es decir ¿cómo emocionar de otra manera?
En este contexto, ¿cuáles son las tareas del ciclo corto
acelerado? ¿Cómo llevar a cabo la guerra de movimientos de una identidad
colectiva atractiva y emocionante en medio de una guerra de posiciones de dos
bloques polarizados dentro de una centralidad?
Repito, ¿cómo contestar simultáneamente al oficialismo que
secuestra al chavismo y a la izquierda, y simultáneamente a una derecha
antidemocrática con rasgos abiertamente fascistoides y con profundos
compromisos con el imperio norteamericano sin prestar nuestros servicios al
factor más peligroso de la centralidad?
¿Cómo concretar en términos discursivos este nuevo relato que
surge de las experiencias acumuladas por el pueblo, de sus formas organizativas
de distintos modelos y experiencia socio productivas y principalmente de las
luchas que llevan a cabo los conflictos en los que el pueblo participa y el
descontento de las voces de la calle, que intuitivamente rechazan la actual
forma de hacer política dentro de un modelo polarizado confrontacional, y
aspirar a la renovación del chavismo desde otra dimensión constituyente?
Por su puesto que en medio de la confrontación distinguimos
matices, no es lo mismo la derecha neoliberal apátrida y sus instrumentos de
representación política (MUD) que el chavismo rentista y sus formas de
representación política.
Recurrentemente tendremos que tomar partido y apoyar de
manera crítica puestas en escena y políticas del bloque hegemónico
gubernamental. Con este sector tendremos diferencias y coincidencias, y aunque
exista resistencia tenemos que forzar el debate fecundo. Porque, como diría
Marx, hay muchos funcionarios y líderes empotrados al aparato de Estado y
actúan como parte de él, porque no comprenden que decir Estado es decir
Capital. "Lo hacen pero no lo saben".
Entendemos que en medio de la difícil situación por la que
atraviesa el país, la dimensión crítica impugnadora del bloque social emergente
que pugna por una nueva centralidad debe mimetizarse e incluso subordinarse
eventualmente a las demandas pragmáticas de la dimensión fáctica de lo real,
pero esto no debe significar renunciar a la aspiración histórica y estratégica
de construir un espacio otro que reinvente la polaridad hegemónica.
En este juego de fuerzas se crea una tensión confrontacional
que vigoriza el campo emergente, recordemos que, como diría Gramsci, todo campo
político es un escenario de la lucha de clases, así pues el factor burocrático
rentista tratará de domesticar, de fagocitar a las expresiones críticas y
emergentes, liquidando la anomalía; y para esto utilizará toda la fuerza del
poder en sus manos.
De modo que la lucha de las corrientes críticas y
alternativas tendrá que ser mucho más heroica y titánica, pues se trata de una
fuerza naciente y dispersa expuesta al fuego cruzado de los dos bloques
hegemónicos de la centralidad política.
Pero el espacio alternativo que se abre paso está compuesto
de multitud de expresividades, pues es forma de expresión de un modo, suerte de
magma eruptivo en permanente ebullición que no puede ser localizado y aislado,
pues no se trata de lo uno sino de la multiplicidad de multiplicidades del
movimiento de la multitud insurgente.
Apelemos a Rorty, quien recomienda des-construir otros relatos
recurriendo por ejemplo al cine o la literatura para hacernos de sus personajes
conceptuales. La multitud es multiplicidad de instantes-acontecimientos;
pongamos un ejemplo cinematográfico para los que vieron "La Matrix"
película de los hermanos Wachowski ( 1999-2003) Al interior de la matrix surge
una anomalía: los Smith en la Matrix. Hay una centralidad polarizada en
permanente confrontación. Esa es la naturaleza de la matrix, por un lado el
mundo de las máquinas y por el otro Sion o el mundo de los humanos, en el medio
de esta centralidad hegemónica en donde se confrontan dos modelos hegemónicos
nacidos de una misma lógica, surge una anomalía viral: los Smith. Engendro de
la misma matrix pero que amenaza simultáneamente a Sion y al mundo de las máquinas,
intentando poner un orden distinto (Ya lo ha logrado en otras versiones de los
mundos máquinas de la matrix según revela el arquitecto a Neo).
Para "el arquitecto" en su conversación con Neo, se
trata de detener a Smith y lograr un pacto de confrontación cohabitacional
entre Sion -el mundo humano- y la matrix -el mundo máquina-. Lo que hace de Neo
la bisagra entre los dos bloques hegemónicos de la misma centralidad.
Por eso aquello que nace será, como dijera Ghandi, primero
despreciado, después ridiculizado y humillado para después ser confrontado y
aplastado por ambos sectores en pugna.
Pero como la crisis es estructural y viene de las entrañas
del modelo rentista del Estado Burgués, arrastra también a sus administradores
y a todo aquel que lucha por su control, de modo que lo alternativo es como el
cuero seco de Guzmán Blanco: se aplasta por un lado y se levanta por el otro, o
como Kenny, el niño de la serie South Park, al que matan en un capítulo y
renace en el siguiente.
Estamos sobre terreno minado. El reto es entonces cómo
denunciar el campo de confrontación pautado por los bloques hegemónicos de la
lógica rentista, por la rapiña y el reparto, sin convertirnos en un factor que
contribuya al fortalecimiento del bloque más nocivo, que no es otro que el de
la burguesía parasitaria que siempre ha vivido del Estado y de la renta, pero
que denuncia al chavismo rentista en el poder, acusándolo falsamente de
socialista.
El asunto es también cómo no caer en las provocaciones,
chantajes y amenazas de ambos bandos y producir nuestros rasgos de identidad y
nuestras líneas rojas (Barda lacaniana) que nos permitan conocer donde ceder,
donde pactar, donde negociar con la polaridad chavista burocrática rentista en
contra del polo hegemónico burgués y donde tranzarnos sin perder la esperanza
de levantar una nueva centralidad y sin perdernos dentro de la lógica del campo
de confrontación polarizada que intenta siempre colocarnos en un bando u otro.
Debemos pues recolocar las piezas de una propuesta unitaria
de ese chavismo otro que materialice poco a poco su propio tablero para no
seguir debatiéndonos entre el mal mayor y el mal menor. Por eso emerge como
urgencia la necesidad de un espacio de verdadero debate democrático que hasta
ahora ha venido siendo torpedeado. Debemos ir hacia otros actores e
interlocutores que nos permitan avanzar más allá de la falsa disyuntiva que nos
coloca al interior de la centralidad dominante.
Sabemos que aunque ambos bloques hegemónicos hablan en contra
del rentismo, lo hacen desde una mala conciencia infeliz. Insistimos, ambos
están atrapados en el mismo relato (Ver caso del arco Minero, sustitución del
rentismo petrolero por el rentismo extractivista minero. Curiosamente en este
punto pareciera no haber mayor discrepancia entre los dos bloques hegemónicos
polarizados en la centralidad), por eso, o pensamos colectivamente un modelo de
sociedad nuevo alternativo al rentismo, o más temprano que tarde la burguesía
que ha vivido siempre de una relación vampírica con la renta petrolera y de una
relación subordinada y lacayuna con el imperio norteamericano terminará por
imponerse, y los factores del chavismo burocrático rentista sucumbirán,
cargando con todo el peso del fracaso de este Estado, además de perderse los
logros del ciclo largo marcado por la impronta de Chávez.
La guerra económica generada por el imperio, la burguesía y
el Estado rentista es librada en su terreno, con sus reglas; y si no nos
salimos de esa camisa de fuerza, esa guerra siempre la perderá el pueblo y la
ganará la burguesía.
Así pues, no bastan las buenas intenciones. Un imaginario
alternativo y unitario debe recolocar el debate y forzar a los sectores del
chavismo burocrático estadal a discutir en profundidad la lógica de los relatos
que han soportado hasta ahora los aciertos, errores y fracasos en la conducción
del proceso, o de lo contrario la crisis del rentismo se seguirá expresando
como crisis de los discurso y de la dirección política.
Poner al pueblo como protagonista de este debate, debatir de
cara al pueblo con transparencia, sin falsos radicalismo y aplastamiento moral
y sin miedo a quedarnos sin argumentos.
¿Dónde referenciar el debate?
En el Chávez popular constituyente de la reforma, en su
proyecto de reforma constitucional, en los cinco motores constituyentes y en el
golpe de timón, en el prólogo del plan de la patria, en las leyes del poder
popular y en el objetivo número 5 del plan de la patria; allí están las
herramientas para el debate, de lo contrario la crisis política - económico -
moral que sacude las entrañas del país, en el mejor de los casos seguirá
produciendo rechazo por la polarización, cansancio y desgaste de la gente común
que hoy culpa a ambos bandos de esta debacle, y en este escenario el bloque
burgués rentista llevará la ventaja.
Entonces ni entrega ni claudicación, apostemos por la
revolución. Esta es la manera de colarnos e instalarnos en la fractura y la
posibilidad de un replanteo del chavismo. Y así es que entendemos en este nuevo
arco de tiempo que se abre la consigna de Chávez ¡¡¡COMUNA O NADA!!! Esperemos
que esto responda a la pregunta que algunos nos hacen en relación a si estamos
dentro del chavismo y si apoyamos o no al presidente Maduro. A ellos les
decimos: el chavismo no es una cosa, no cosifiquemos al chavismo, el chavismo
es un movimiento que se niega a ser cosificado, es un terreno de lucha donde se
juega la lucha de clases; en donde corrientes, tendencias y fracciones pugnan
por el control del sentido y de su producción, por lo que no existe un chavismo
(el que debe ser identificado con el oficialismo), existen muchos chavismos que
coinciden y discrepan, que se complementan y se solapan pero también que se
confrontan, de manera que el apoyo al presidente Maduro pasa por este proceso
antes descrito.
Hablamos desde una corriente clasista que se reclama de la
calle y del chavismo popular crítico, que mantendrá siempre una relación tensa
y solidaria con lo que sea revolucionario y se mantendrá siempre distante del
bloque hegemónico burgués, pero también siempre confrontada con aquellas
expresiones y prácticas políticas más rentistas, pues ellas matan o retrasan el
ascenso del pueblo al poder y la posibilidad de una verdad revolucionaria
consejista y comunera que dé todo el poder al pueblo, creando los gobiernos de
fábrica y las comunidades al mando.
Como dijera nuestro maestro Rigoberto Lanz, no hay preguntas
inocentes, toda pregunta es una construcción ideológica que se elabora desde un
campo de fuerza, de modo que la pregunta debe ser invertida: ¿está el
Presidente Maduro y el chavismo oficial dispuesto a respetar y dialogar con ese
otro chavismo realengo y popular que se levanta y abre paso? ¿Está dispuesto a
reconocerlo? ¿No será que desde el poder se seleccionará a los interlocutores,
y como la canción infantil se seleccionará contigo si o contigo no, dejando de
lado aquellos que parecemos más incomodos?
Guardamos la esperanza de un diálogo fecundo entre camaradas
que se reconocen de distintas tendencias, no necesariamente antagónicas, que
podrían generar un campo de acuerdo, de allí la propuesta de una mesa de
diálogo popular donde se convoque a lo singular, a lo distinto y no a los
similares o idénticos, como hasta ahora ha sido el formato del debate.
Esto significa un debate franco sin amenazas, sin chantajes y
sin coerciones algunas de las cuales conocemos, porque ya las hemos
experimentado. Por ejemplo, el ataque sistemático a la reputación de los chavistas
críticos a fin de debilitar su reconocimiento y poner en duda su autenticidad a
fin de liquidar de este modo sus argumentos.
LOS PROBLEMAS DE LA TRANSICIÓN
El problema es que no podemos hablar de transición al
socialismo si la lógica que orienta las políticas sigue siendo rentistas y si
las políticas que se llevan a cabo no apuntan en la dirección de sustituir la
forma - Estado en que se concreta el modo de producción capitalista aquí en
Venezuela, si no subsanamos esta falla el fracaso del modelo rentista será
cobrado injustamente por el socialismo.
Presidente, nosotros estamos dispuestos a ayudar en este
sentido, desde nuestro humilde punto de vista y en la certeza de las múltiples
presiones que usted debe sortear a diario. Creemos que hay un conjunto de
rumbos que debe alinearse alrededor de una política común que ataje la
posibilidad de zigzagueos y de medidas contradictorias que se anulan
mutuamente.
No somos enemigos y por pequeños que seamos desde el punto de
vista cuantitativo expresamos distintas corrientes del campo progresista y
revolucionario.
¡Qué bueno sería que dialoguemos! Sobre la crisis del
rentismo, sobre la guerra económica, sobre Venezuela y un manojo de salidas que
apunten al fortalecimiento popular, estamos seguros que conseguiríamos
coincidencias dentro de las diferencias. Y así como nos conseguimos aquella
madrugada del 27 de Noviembre del año 92, en pleno pronunciamiento militar,
frente al colegio Guillermo Delgado Palacios de la calle 12 de los Jardines del
Valle, y en medio de la oscuridad nos reconocimos con una sonrisa y nos dimos
un abrazo, complementándonos porque nos necesitábamos (recuerde yo tenía
fusiles y usted las municiones) así mismo nos volveremos a encontrar…
Presidente Maduro, queremos acompañarlo a salir del laberinto
con una agenda Bolivariana alternativa, tal cual lo hizo Chávez, quien se
atrevió a ser audaz y pudo reencausar los destinos de este País. Recuerde que
la superación del modelo rentista implica golpear al metabolismo del capital en
su división internacional del trabajo.
Para nosotros, los chavistas realengos, callejeros, populares
y críticos el destino es zamorano. Es el momento de la política, pero de otra
política, comprometida hasta los tuétanos con los intereses del pueblo y
nuestra invitación es a crearla. No va a ser fácil, tendremos que profundizar y
abrir la brecha.
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