(Valencia, 24 de agosto. Resteado en la Noticia).-Hace dos décadas, unos investigadores pensaron que sería una
buena idea comerse una cámara por el bien de la ciencia. La idea sería
desarrollar un dispositivo ingerible que recorriera el sistema digestivo hasta
lugares donde una endoscopia no podría ni acercarse. Tras eso, sería expulsada
de la forma habitual por el organismo. ¿El problema? Que semejante tecnología
requiere de una batería, reseñó El Confidencial.
Conseguir baterías que no sean tóxicas y puedan ingerirse es
el objetivo del investigador de la Universidad Carnegie Mellon especializado en
materiales, Christopher Bettinger. Ahora, acaba de presentar en un congreso de
la Sociedad de Química Americana su nuevo invento: pilas tan inocuas que están
fabricadas con melanina, un pigmento que se encuentra en la piel, el pelo y los
ojos.
“Los dispositivos electrónicos comestibles para diagnosticar
y tratar las enfermedades es algo que la gente lleva esperando desde hace
décadas, pero si quieres llevar dentro una tecnología así cada día debes pensar
en los problemas de toxicidad”, explica Bettinger. La clave para solucionar
esta cuestión pasa por sustituir los materiales que podríamos comprar en
cualquier tienda de electrónica de barrio por otros derivados de sustancias
biológicas que se encuentran en nuestro organismo.
FUENTE: Lapatilla.com
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