(Resteado en la Noticia. 31 de Marzo de 2017)-Proponer el abordaje crítico a través del compromiso ético y la pasión, basado en la investigación y el contraste. Intentando que éste aporte no esté regido por una posición concebida en la egolatría del conocedor, sino en un trabajo profesional a favor del lector o audiencia.
Lejos de pretender valerme de tales estimaciones como catapulta para mostrarme, me motiva el valor de la dignidad y el eterno compromiso del hecho teatral, analizado como legado al ciudadano, lector, audiencia o espectador.
Reflexionando sobre el texto, sobre la representación y sobre las circunstancias que han hecho subir la obra a los escenarios, sin que esto suponga condicionamiento de ningún tipo.
No puedo ser un instrumento de la superficialidad, por ello intentaré desarrollar día a día, la capacidad de análisis de todos y cada uno de los componentes de los espectáculos.
“Esa polifonia de signos” que es la puesta en escena, adentrándome en ese universo de la ficción, del hecho artístico, tan rico potencialmente en información y en significados.
Sin embargo ser objetivo, no puede distanciarme consciente y responsablemente de una opinión personal, a partir de un proceso de formación continua. El cual más que pretender mostrar una postura intelectual, profundiza en ir por encima de fobias o respetos ingenuos, que enmascaren miedos ciegos o algún ápice de subordinación a fuerzas exteriores.
Obligándome a ser lo más honesto y sincero en el juicio y no un instrumento del beneficio obtenido a través del ejercicio de concesiones gratuitas a nombres, instituciones o grupos ideológicos o económicos.
Por otro lado, haré de mi esfuerzo a diario, un compromiso por no caer en esa actitud en la que se evidencia una postura paternal, nacida de una cierta prepotencia, o gestada en las entrañas del exceso de falsa autoridad, que supone para muchos la carencia de contenido contrastado.
Considerando en cada montaje o representación teatral, un estudio o exigencia personal para alcanzar mayores conocimientos, sensibilidad y el proporcional esfuerzo intelectual que demanda mi audiencia o lectores.
Finalmente como crítico de Teatro o Artes Escénicas, me inclino por el dar las pautas adecuadas para la opinión e incluso el juicio, sin pontificar, dogmatizar y mucho menos hacerlo sin la justificación adecuada. Para complacer a ese lector o audiencia que prefiere lo inmediato, lo poco profundo o ligeramente analizado, eludiendo así el análisis riguroso.
La crítica teatral debe equilibrar todos y cada uno de los estratos que hacen posible la representación, por ello mi identidad como trabajo se traduce en tocar con la profundidad del análisis prospectivo, siempre que me sea permitido por las fuentes primarias para abordar el derrotero por momentos caprichoso de nuestro sistema cultural en Venezuela y en los países de habla hispana.
Consciente de que nuestra cultura de hoy en día, lo dominan muchas veces esos cuadros filo dramáticos, gestados en el seno de un movimiento libertino y veo con temor, cómo desaparece el teatro de autor. Observando que no todo en la crítica debe suponer principios académicos que la modelan o estructuran, más si la crítica es sobre el arte de trascender.
Rescato un discurso en el que la cultura se aleje del mero ejercicio de cubrir periodísticamente banalidades o individualidades, necesarias para satisfacer el estilo de las páginas culturales reconocidas. Pretendo ser un mediador para educar al colectivo, para que resurja la “Escuela del Espectador Venezolano”.
Pobre sería mi ejercicio, si sólo información es mi preocupación a ofrecer a los lectores o audiencia. Se hace imprescindible que los aportes que me permita editar, publicar, que salgan al aire en diferentes formatos, que se difunda bajo mi firma o autoría, tiendan a vigorizar el trabajo de la propuesta escénica. Aquilatando valores, señalando posibilidades, marcando con energía todo aquello que aclare el camino de la percepción del espectador o público.
No comulgo y me sería imposible estar de acuerdo con una crítica generalizada, basada en el inconformismo, sin ubicación en las posibilidades. Desestimar la perspectiva, cayendo en afirmaciones sin argumentación.
Propongo el abordaje crítico del espectador acucioso, que permita orientar y cumplir una misión más trascendente ante el lector o audiencia, educarlo en la estética. Ayudarlo a crecer como espectador exigente con capacidad de discriminar.
Estimulando sus valoraciones de género, más allá de las meras sensaciones oculares o auditivas, porque a fin de cuentas, un espectador exigente, hará una cultura mejor, más comprometida, menos circunstancial, será un espectador que se auto exige y demanda lo mejor.
FUENTE: Noticias 24
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