(Valencia, 17 de Septiembre. Resteado en la Noticia).-Una sucesión de trágicos eventos ocurridos en una banqueta
del terminal de pasajeros Big Low Center de San Diego, son atribuidas a la
casualidad aunque los trabajadores insisten en que la fatalidad persigue a todo
aquel viajero que decida descansar en esa mortal butaca de metal.
La leyenda urbana
comenzó a tejerse hace algunos meses cuando los empleados de la lunchería Rey
David se disponían a comenzar su jornada laboral y se toparon con el cadáver de
un asesinado indigente. Aseguran que el apuñalado cuerpo permaneció allí, por
ocho horas sentado, frente a la atónita mirada de cientos de transeúntes.
Sostienen que desde entonces ciertos fenómenos se han hecho
recurrentes. Daniela Acosta, vendedora de una tienda de bisutería achaca el
fenómeno al alma en pena de Enrique Abreu, el infortunado mendigo de 40 años de
edad que ultimaron a cuchilladas. Hace dos semanas hallaron el cadáver de otro
hombre en el mismo sillón.
“Si, él murió en esa
mismita silla”- asintió una robusta secretaria que trabaja en la dirección del
terminal.
“A la persona que se
sienta ahí le pasa algo malo después. El que mejor sale librado se marcha
mareado, pesado y con vómitos”, dijo Mayerling Crespo, aseadora de los andenes,
quien sostiene la necesidad de realizar un despojo para que las almas que allí
penan se vayan al cielo y abandonen el desaseado purgatorio de San Diego.
Un mesonero de la concurrida lunchería imputó la calamitosa
anomalía a la inseguridad reinante y las habituales muertes de indigentes cuyos
olvidados restos terminan en la morgue de Valencia y luego en una fosa
colectiva bajo el rótulo NI (No identificado). Denominados también por las
autoridades de la medicatura forense como los pobres de solemnidad.
Por lo pronto, la rutina de los madrugadores vendedores de
cigarrillos y café transcurre entre misteriosos lamentos, llantos y gemidos de
una fábula urbana.
Fuente: Notitarde
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